16 de mayo de 2018 - Ver en Facebook - La CONADU Histórica, federación en la que nos agrupamos docentes universitarios/as y preuniversitarios/as de todo el país, ha demostrado desde su fundación que es posible construir un sindicalismo basado en la elección democrática, respetando a los docentes de base y con independencia de los gobiernos de turno. Asimismo, en la actual coyuntura, nuestra federación se ha dado una política activa en el enfrentamiento a las políticas regresivas del gobierno de Cambiemos, saliendo a la calle contra la violencia de género, cuando se vieron vulneradas las conquistas en materia de Derechos Humanos, contra los despidos, los tarifazos y la avanzada represiva.
Sin embargo, este acompañamiento a las luchas de nuestro pueblo convivió este año con cierta parálisis en cuanto al carácter nacional de nuestra federación. La fragmentación del movimiento obrero organizado, y la situación de la CTA Autónoma han tenido importantes consecuencias para su conducción, limitando su capacidad de articulación con otros sindicatos y dificultando la dirección del plan de lucha. En nuestros sindicatos de base esto se traduce en una merma de participación al momento de llevar adelante medidas de fuerza, algo que es imperativo revertir frente al avance sobre nuestros derechos y al cada vez más claro ajuste sobre la Educación Pública.
Durante los últimos meses se negociaron muchas de las paritarias sectoriales. Sin duda estas negociaciones representan la pulseada más importante para los trabajadores y trabajadoras, principalmente en un momento de ajuste y tarifazo, donde nuestros sueldos pierden contra la inflación. La mayoría de los acuerdos cerrados hasta el momento no se alejaron del número esperado por el gobierno nacional: 15%, y no existió una respuesta masiva y contundente del conjunto de la clase trabajadora contra los intentos patronales y del Ministerio de Trabajo de seguir avanzando sobre nuestros derechos como clase trabajadora y sobre nuestras posibilidades de llegar a fin de mes.
En este marco, la realidad del sector educativo no se diferencia del resto, en el bajo número con el que se pretende cerrar la paritaria, y en la fragmentación de la organización de cara a impedir dicha propuesta. Lejos de la imagen de unidad lograda hace dos años, con la histórica marcha educativa del 12 de mayo de 2016, la situación actual es marcadamente diferente, y las instancias de acuerdo y organización unitaria entre las federaciones son más bien coyunturales y no responden a un plan de lucha acordado y unificado. Mientras tanto, a la propuesta de rebaja salarial disfrazada de oferta paritaria hay que sumarle el recorte de $3.000 millones para la Universidad Pública y el congelamiento de obras de infraestructura, anunciado por la Secretaría de Políticas Universitarias.
Desde el año pasado el gobierno comenzó a tomar el pulso de nuestras fuerzas, estirando la negociación salarial y produciendo un desgaste en nuestros planes de lucha. Hoy, mientras la negociación se extiende sin tiempos claros, sin respuestas del gobierno, y mientras crece la incertidumbre en lo económico, el plan de lucha se debate entre nuestras escasas fuerzas y la estratégica unidad con las demás federaciones, especialmente con CONADU, que logró ganar cierto protagonismo en lo que va del 2018, definiendo antes algunas medidas de fuerza, pero a la que es necesario forzar a un plan de lucha en unidad.
En este contexto necesitamos más que nunca una federación fortalecida que pueda encabezar el plan de lucha y organizar en unidad la defensa de nuestro salario y de nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras, y que dé la pelea en defensa de la Educación Pública, que diariamente se ve avasallada por las políticas neoliberales del gobierno nacional. Necesitamos construir una federación que priorice la formación de sus afiliados y afiliadas en materia de problemáticas gremiales, mediante la elaboración de documentos de distribución nacional y de cursos gratuitos para todos los y las docentes; que garantice el funcionamiento de todas sus secretarías y que sea capaz de crear espacios de discusión reales; que forme cuadros político-sindicales con perspectiva clasista y feminista, capaces de intervenir de manera articulada en los conflictos nacionales; que confluya con el conjunto de la clase trabajadora con unidad en la acción, pero también con protagonismo y una fuerte identidad propia que vuelva a posicionarla como la principal expresión de la organización gremial de la docencia universitaria y preuniversitaria.
Frente a este escenario, quienes adherimos a este documento entendemos que debemos dejar de ser meros espectadores de la conducción e involucrarnos directamente en la política de la CONADU Histórica. Hasta ahora hemos participado de nuestros sindicatos de base, sin haber pertenecido a ninguno de los espacios que conforman su conducción. Por supuesto esto no nos exime de ser parte de la construcción realizada hasta el momento, y en consecuencia del diagnóstico que hacemos sobre su accionar y despliegue político-sindical, pero sí nos impulsa e interpela a tener un rol más activo en dicha construcción y en el devenir cotidiano de nuestra federación, proponiendo al conjunto de los y las docentes universitarios/as y preuniversitarios/as de todo el país una forma distinta de encarar nuestros planes de lucha y nuestra construcción gremial hacia el futuro.
Por este motivo, en las próximas elecciones apostamos a la conformación de una lista de unidad que recoja las mejores tradiciones democráticas de nuestra federación y que construya un sindicalismo para las mayorías docentes. Este año se impone evaluar y poner en cuestión cada una de nuestras acciones de lucha, buscando construir entre todas las asociaciones que conformamos la CONADU Histórica el protagonismo que corresponde a nuestra federación nacional y un triunfo para las y los docentes universitarios.
Corriente 12 de Mayo - Docentes universitarios/as e investigadores/as
Movimiento Docente (AGD-UBA)